jueves, 15 de agosto de 2013

De cuando la realidad supera a la fricción





A veces la realidad supera a la fricción. ¡Oh, cielos! ¿He dicho fricción? ¡Qué desafortunado contratiempo! A decir verdad, sé que todo el mundo sabe realmente a lo que me refiero. Deben de ser los nervios, que asoman bajo la hoja en blanco. Vamos otra vez al principio.
En ocasiones, la realidad supera a la fruición. Creo que tampoco era esto, aunque cierto sí que es. Al menos, podría ser. Vamos, digo yo... A ver, dejadme que me centre. Ahora. Ya va. Comienzo de nuevo, que esto no tiene por qué ser tan difícil.
A veces la realidad supera a la micción. Esto no va bien en absoluto. Me vais a disculpar, pero creo que me he despistado, o meé despistado... No estoy seguro del todo, pero creo que da lo mismo...
Hay momentos en los que la realidad supera a la dicción. Digo bien. Pero me temo que tampoco era esto lo que estabais pensando. Ni yo.
A veces la realidad supera a la adicción. No. Bueno, sí. Pero no. La verdad es que en estos momentos me cambio a la voz pasiva para confirmar abiertamente que la realidad está siendo superada ampliamente por la frustración. Pero esto no puede quedar así. Creo que este desaguidaso de post merece una breve pero clara explicación.

Lo cierto es que no me puedo concentrar. Mientras escribo (o lo intento) estoy viendo (obviamente con las orejas) en la “SRF”, o lo que es lo mismo, en la “Schweitzer Radio und Fernsehen” una película llamada “Zurück in der Zukunft”, que os sonará más si os digo que en español significa “Regreso al Futuro”. Y lo más curioso de todo es que entiendo lo que dicen (sí, sí, en alemán). Hoy esto es una realidad. Hace seis meses, ficción. Imagino que ya os hacéis una idea.


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