“Para
apreciar el verdadero valor de una gran sonrisa dulce, tal vez fuese
preciso haber saboreado previamente la amargura de unas cuántas
lágrimas saladas”
Afortunadamente
no todo lo que concierne al hecho migratorio es llanto y lamento. Un
ejemplo: los problemas de comunicación.
“¿Cómo?
Si acabas de decir que no todo son desdichas y calamidades. ¿Más
problemas?, ¿es que estás loco?, ¿acaso tenemos doble
personalidad? Debemos reunirnos los dos cuanto antes”.
Efectivamente,
más problemas. En este caso el problema no sería el problema en sí,
sino la forma de afrontarlo. La comunicación cotidiana a través del
uso de un lengua ajena a la materna da pie a multitud de equívocos,
malentendidos y anécdotas, que también irán cobrando el
protagonismo que merecen en este nuevo espacio.
Hoy, sin ir
más lejos (bueno, en realidad a Stein am Rhein. He de reconocer que
cerca no está), mientras paseaba por su centro encantado (encantado yo, aunque el centro también es encantador, claro), he
descubierto alguna de las posibilidades (tal vez sólo una, pero ya
es más que nada) de un juego que propongo: interpretar y traducir
libremente los nombres de las calles del alemán al castellano,
dejando como guía única a la intuición. "Alemán creativo para
españoles intuitivos", o algo así, podría llamarse.
Ahí van un
par de propuestas:
“Schwarzhorngass”,
que significa algo así como “Callejón del cuerno negro”,
podríamos rebautizarlo como “Horno de gas negro”.
“Rathausplatz”,
para un español creativo podría querer decir la “Plaza de la casa
de los ratones” en realidad no es ni más ni menos que la “Plaza
del Ayuntamiento”.
Por
supuesto, cualquier aportación, sugerencia o comentario serán
bienvenidos y al final del curso “Alemán creativo para españoles
intuitivos” se obsequierá a los participantes con un estupendo
diploma acreditativo (absoluta y rigurosamente bilingüe) e incluso
con un vino de honor, dudoso, pero honor al fin y al cabo.
Pues ya que lo has mencionado, lo de nombrecito ese de “Rathausplatz” está que ni "pintao" para ponérselo a todas las plazas de los Ayuntamientos de España. Por lo de los ratones, digo. Igual peco de superficial, pero es que me ha hecho gracia... no sé.
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